Rayuela significa para mí muchas cosas: por una parte es ese juego infantil en el que las niñas saltábamos las losas de la calle; por otra parte es el nombre de una inolvidable novela, para muchos obra maestra, del escritor argentino Julio Cortázar, hermosa en su contenido y original en su estructura, pues puede ser leída al modo en que se juega a la rayuela, saltando los capítulos como si de las losas de la calle se tratara; pero también es el nombre de un proyecto que entre unas cuantas profesoras llevamos a la práctica hace unos diez años y que se convirtió en un sueño hecho realidad.
Por todo ello he elegido este emblemático nombre.
Por todo ello he elegido este emblemático nombre.